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“Guardé lo mejor para la temporada que viene”

El marplatense Patricio Garino le brindó una nota a LA CAPITAL después de su debut en la NBA.

Por Sebastián Arana y Marcelo Solari

Transitó el camino hacia la meca basquetbolística del mundo tal vez por la ruta más larga, la más difícil. Sin embargo, lo hizo convencido de que era la mejor opción. Llegó a los Spurs pero su consolidación no fue con la camiseta de San Antonio, sino con la de Austin, en la D-League. Y a pocos días del final de la serie regular de la NBA, le llegó la chance del debut, ahora con Orlando Magic, justo en la ciudad donde la aventura de Patricio Garino había comenzado, hace ya casi 7 años. De regreso en Mar del Plata, con las puertas abiertas en la mejor liga de básquetbol del planeta llega el momento del balance y también de avizorar lo que puede venir.

-No te era totalmente ajeno pero ¿con qué mundo NBA te encontraste?

-Con un mundo totalmente distinto. De afuera uno ve las estrellas, le genera mucha ilusión. De adentro, te impresiona de verdad. Dentro y afuera de la cancha. Hasta que no lo ves, lo vivís, lo sentís, no lo podés describir. Desde los hoteles cinco estrellas, los aviones privados, las 500 personas que trabajan adentro de la cancha antes de cada partido, hasta el espectáculo que ellos arman para las pausas. Y el nivel competitivo, por supuesto, es el más alto de todos.

-La “Locura de Marzo” del básquetbol universitario, con sesenta mil espectadores en la cancha en un Final Four, es impensada para nosotros. ¿También es muy diferente el mundo NBA a lo mejor del básquetbol universitario?

-Ya es grande el paso del básquetbol universitario a la D-League. Imaginate si saltás de la Universidad directamente a la NBA. Uno deja de estar pensando en los estudios o en otras cosas que tiene que hacer durante el día. Este año me sentí raro. Me levantaba, me iba a entrenar y después tenía todo el día para mí. Me tuve que acostumbrar a administrar mi tiempo de otra manera, a hacer cosas con mi vida, no tenía la cabeza tan a mil como antes. Me encantó el cambio. Me pude enfocar exclusivamente en el básquetbol, me levanté feliz todos los días. Soy un privilegiado que hacer lo que amo. Es un cambio muy grande. A mí me ayudó la transición de la D-League bajo la organización de los Spurs.

-¿Qué hacés ahora con tu tiempo libre? ¿Cómo lo organizás?

-Es una buena pregunta. Todavía lo estoy tratando de descifrar. Austin era una ciudad divina, aproveché mucho a recorrerla, me reunía con amigos, jugué mucho a la Play… Me descubrí un poco como persona, me puse a leer sobre cosas que me interesan, tengo mucho más tiempo para estar en contacto con mi familia y con mis amigos a través de internet. Estoy todavía tratando de descubrir todas las cosas que me gustan hacer. Se viene una etapa distinta y pienso un poco en el futuro. Pero le he tomado el gustito al tiempo libre.

-¿Y qué ideas tenés sobre tu futuro?

-Tengo pensamientos muy lejanos sobre muchas cosas. Quiero ayudar. A mi club, a mi colegio Santa Cecilia y por qué no a mi ciudad, con algún proyecto relacionado con el básquetbol. Pero no sé muy bien cómo todavía. No encontré la idea.

-¿Cómo es tu situación con Orlando Magic?

-Firmé contrato con ellos. Tengo que volver a jugar la Liga de Verano y tengo el lugar asegurado en la pretemporada. El contrato no es garantizado. Pero tengo un acuerdo verbal por el que, si no quedo entre los quince, me harían un lugar entre los diecisiete. Habrá algunos cambios para la próxima temporada en la NBA. Las planteles pasarán de quince a diecisiete jugadores. Al “16” y al “17” se les garantizará medio año en D-League y 45 días en NBA. Ese cambio nos puede beneficiar mucho. Anteriormente, las franquicias podían tomar a sus jugadores de D-League por 10 días. Ahora pueden hacerlo por dos partidos, cinco o por veinte días seguidos. Mi aspiración es quedar en el plantel de quince jugadores, pero también existe esta otra chance.

-Ya habías estado en la anterior Liga de Verano con Orlando Magic. ¿Fue un poco volver a los orígenes, teniendo en cuenta tu paso por Montverde en el High School?

-Fue muy lindo. Cuando llegó la noticia me puso muy feliz que el equipo haya sido Orlando Magic. Aunque tratándose de un equipo de NBA, me hubiera ido a Alaska, a ninguno le podía decir que no. Pero tengo amigos en Orlando, a mi primera familia tutora, ya conocía la ciudad… En cada uno de los partidos hubo alguien que me fue a ver.

-¿Te dio un poquito de bronca no haber podido marcar un punto aunque sea?

-Un poquito no, bastante. Quedó ese sabor amargo. No se dieron tampoco las circunstancias para que tire. Analizándolo ahora en frío, la posibilidad apareció muy repentinamente. Jugué mi último partido en D-League un sábado a la noche y a la mañana me habían dicho que me iba a Orlando. No tuve tiempo de asimilarlo. Uno siempre tiene que demostrar todo lo que puede hacer en poco tiempo. En el momento no me di cuenta, pero yo creo que hubo nervios, ansiedad, una presión interna. Uno en la NBA está dos horas seguidas sentado en el banco y cuando le dicen que entre quiere mostrar todo al mismo tiempo. Es como que tiene las piernas en un lado y la cabeza en otro. Lo bueno de mis presentaciones fue que no bajé la intensidad defensiva del equipo. Traje del banco la energía que ellos querían ver. Hablando después de los partidos, me dijeron: “No queríamos ver que eras un tirador”. Claramente no lo soy. “Vimos lo que queríamos ver, estamos contentos. Esos tiros que tomaste, con la experiencia y un poco más de tranquilidad ya van a entrar”, me dijeron. Hoy estoy tranquilo. Guardé lo mejor para la temporada que viene.

-¿Qué imágenes tenés del partido de tu debut? ¿Qué te dijo el entrenador que quería de vos?

-Fue raro. A mí y al otro chico que llegó conmigo (NdR: Marcus Georges-Hunt) nos dijeron que no íbamos a jugar contra Cleveland. Que iban a asumir el partido como si fuera de play-offs -si bien ya estábamos eliminados-, con la misma rotación de siempre. Fuimos a disfrutar del partido. El estadio de Cleveland es una locura, estábamos ahí cerca mirando fascinados a LeBron James, a Kyrie Irving, a Kevin Love… Fue un impacto grande. Y quedaban cuatro minutos y nos mandaron a la cancha. Fue una sorpresa, aunque una vez adentro de la cancha me sentí muy cómodo. No sabía cuán grande iba a ser el salto entre D-League y NBA. Tenía ese miedo. Pero honestamente me sentí bien, que no era ajeno. Me gustó esa sensación de sentirme parte.

-De todos modos, ¿qué diferencias palpaste?

-Hay diferencias importantes. La primera son los físicos. Los cuerpos son más grandes, más fuertes, más atléticos. En la D-League hay físicos importantes, pero uno o dos por equipo. En la NBA son todos parejos, no podés descuidar a alguien. Tenés que hacer todo al mil por ciento. Todos son altos, todos son atléticos, todos penetran, todos son grandes, todos tienen experiencia. Llama la atención la calidad y cantidad de jugadores que tienen.

-¿No tenés el contrato garantizado pero en tu mente tenés la firme convicción de que la temporada 2017/18 la vas a jugar en Orlando Magic?

-Totalmente, esa es mi decisión y no tengo dudas de que eso es lo que va a pasar.

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